Los 3 mitos sobre Arquitectos/as

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El año que viene, habrán pasado 10 años desde que acabé la carrera de arquitectura y me convertí en un arquitecto hecho y derecho. Desde aquel momento, he podido viajar, trabajar y vivir como arquitecto en España, Canada, Ghana, Eslovaquia y Estados Unidos.

Desde hace varios meses llevo reconociendo un patrón de preguntas o ideas asociadas a los arquitectos/as, a la profesión de la arquitectura y a este mundillo. Me resulta curioso, que estas ideas se repiten muy a menudo y en diferentes puntos del planeta. Por ello, quería publicar esas ideas preconcebidas o mitos, y saber si os resultan familiares y ya de paso, desmontar esos mitos.

Los arquitectos/as son ricos

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El día que conocí a la que es ahora mi mujer, Miriama, le dije que trabajaba como arquitecto. En ese momento, se le iluminaron los ojos porque pensaba que tenía mucho dinero. Pronto descubrió que no es así.

No se como se originó el mito de que los arquitecto/as son ricos, pero ya os puedo adelantar que no es cierto. Al menos, el hecho de dedicarte a esta profesión, no garantiza que vayas a tener tanto dinero que no sepas qué hacer con el. Se agradece que sea un mito positivo. Los artistas se han ganado la fama al revés. Si eres artista, te morirás de hambre. Eso quizás fuese verdad hace 500 años, pero hoy en día con internet y las redes sociales, los mitos se han invertido. Es más fácil que tengas una vida cómoda como un artista online vendiendo productos o simplemente teniendo suficientes seguidores a trabajar como arquitecto autónomo o para una empresa.

Muchos de vosotros, estareis pensando… “Pero Alberto, yo conozco a una persona que contrató a un arquitecto para reformar un baño o construirse una casa y le cobró un montón por 4 papeles” A ello, os contestaré que es posible que la factura fuese abultada, en comparación con lo que te esperabas que iba a ser. Los honorarios son libres y cada uno puede presupuestar lo que crea conveniente. Pero eso no significa que dicho arquitecto/a agarre ese dinero y lo amontone en una abultada cuenta de banco o se lo funda en camisetas y pantalones negros. Por el contrario, poneros en la situación de ese arquitecto/a. Este tiene que pagar su seguro de responsabilidad civil, su seguridad social, gastos de operar su negocio (ordenadores cada 5 años, alquiler de oficina, software, cursos de formación, etc) además de su salario (tiene que pagar una casa, comida, irse algún día de vacaciones, etc) y que estos gastos son constantes. Entren o no encargos. Y peor aún. Puede que entren 3 encargos en un mes como que no entre ninguno. O que esa vivienda que ha hecho para tu conocido, ese dinero que te parecía tan abultado, lo cobrará repartido en lo que dure el proyecto y la obra. Puede ser 1 años, como pueden ser 5.

Por ello, podeis dejar de pensar que trabajar de arquitecto es sinónimo de rico, porque al menos en este país y en la mayoría no es así. Seguro que existen ejemplos de arquitectos millonarios como Calatrava o Norman Foster, pero el 98% de los profesionales de este sector, tienen que hacer malabares para poder mantenerse a flote

Los arquitectos/as se pasan el día dibujando.

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Es verdad que la inmensa mayoría de los arquitectos, dibujan mucho en su día a día. Y eso es bueno. Es más. Vital y necesario. El hecho de dibujar no significa que estén pintando y coloreando como lo haría un niño/a. Sino que es una herramienta fundamental para poder trabajar un proyecto. En la escuela siempre nos repetían que la distancia más corta entre el cerebro y el papel, es a traves de la mano. Y tiene todo el sentido del mundo.

Pensad que los proyectos no existen. No son algo que podamos tocar. Podremos tocar el edificio una vez que se haya construido. Podemos tocar los planos que lo representan. Pero no podemos “tocar” el proyecto. Es algo que lo procesamos en nuestras cabezas. Para hacer una vivienda o un hospital, solo existe un parcela de tierra. Tenemos que realizar un proyecto en el que consideramos las limitaciones urbanísticas, las necesidades del cliente, los condicionantes del entorno, etc. El arquitecto o el cliente, puede que tengan ese proyecto en su mente, pero el primer paso es sacarlo de la mente y reflejarlo en algún sitio. Porque lo más seguro, es que no coincide lo que tiene el arquitecto y el cliente en sus mentes. Es por eso, que el dibujo es algo instintivo para el ser humano. Es un sistema de comunicación que no depende de idiomas. Muy similar a la música.

Además de servir como herramienta para comunicar el proyecto, también es una herramienta para trabajar dicho proyecto. Puede ser a mano alzada, en 2D en el ordenador o en BIM, es necesario dibujar ese proyecto y ser fieles a las reglas del dibujo. Al dibujar una habitación, podemos ver sus medidas, la proporción del espacio, cómo se ubica el mobiliario en su interior, etc.

Por ello, es cierto y se tiene que mantener de tal manera, que los arquitectos de pasen el día dibujando.

Los arquitectos/as no saben de nada.

Este mito es muy controvertido ya que somos muchísimos profesionales los que nos dedicamos a esto. Hay muchos arquitectos que son unos buenos profesionales y conocen y se interesan por todos los aspectos que afectan un proyecto. Desde sus cualidades técnicas (estructura, detalles constructivos, correcta ejecución de la obra) a la gestión de dicho proyecto. Por desgracia, existen muchos arquitectos que solo les importan 1 o 2 cosas. La estética de su proyecto y su imagen profesional. En esto, entramos en el campo de la profesionalidad. Esto puede afectar a cualquier sector, ya sea un ingeniero o un abogado. Un buen profesional, se interesa por todo el conjunto que abarca su trabajo y persigue realizarlo lo mejor posible.

En la carrera siempre nos dijeron que los arquitectos/as debían saber de todo y nada a la vez. ¿Eso qué significa? Pues que deben de conocer todos los aspectos de un proyecto. Debe saber cómo las capas de una cubierta se deben colocar y en qué orden o como funciona los diferentes elementos de una instalación eléctrica. Eso no significa que sea un experto en instalaciones eléctricas. Ya existen ingenieros que se dedican única y exclusivamente a eso. Sería IMPOSIBLE que un arquitecto sea experto de todo lo que toca. Por eso, es importante que un arquitecto sea curioso y le interese todo.

Las comparaciones son odiosas, pero en mi mente un arquitecto se asemeja a un director de orquesta. Esos que mueven la batuta muy enérgicamente. Los directores de una orquesta, son expertos en la pieza u opera que la orquesta va a interpretar. Conoce el ritmo, la intensidad o la emoción que esa música debe transmitir. Está en su cabeza. De igual manera, que está el proyecto en la mente de un arquitecto. El director, debe saber cómo debe tocar cada integrante de la orquesta en cada momento y debe coordinarlos a todos.

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Por eso, esto es un mito a medias que normalmente se utiliza peyorativamente. Los arquitecto saber de todo, pero sin llegar a ser expertos de cada cosa.

Conclusión

¿Que os han parecido estos 3 mitos? Vosotros/as también los habéis escuchado insistentemente. Si crees que nos es así, o me he dejado alguno, podeis compartirlo a continuación en los comentarios. Tengo ganas de saber vuestra opción :)